7.05.2008

Bajaba un niño la escalera del miedo
imaginaba el cielo en medio del deseo
el pequeño santo ansiaba destruir
las tristes tardes con su lento sonreír
No lograba en medio de la vida
olvidar los nuevos hombres grises.
Niño, tu transformación sabe a dolor
gritaban las almas
en aquella tarde gris
y el cielo, sangró de amor
Descendiste al mundo fértil
convertiste tu piel en abono
Pequeño ángel sé que ascendiste
tu vibración vino a iluminar la tierra
Niño, tu transformación muto el espacio
Gritara tu madre cada cielo
y las lágrimas del cielo
te nombraran su dueño.


A Leandro D'eingiana.

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