3.08.2009


Tigre predecible, inquieto, andas el suelo creyendo destronar el viento, mintiendo creencias de algún juego distorsionado inventado por el pretexto de tu libertad. Descuido mi proceder y queres intervenir eclipsando el sentimiento, reclamando un encuentro que necesitas porque queres. Puedo desglosar el espejismo reflejando la verdad de tu ilusión. Ya no me proyectes, soy un viejo juez que perdió la ley. Bifurque el destino, flipée el camino, nene ya no soy yo. Miro el húmedo pasado e intento borrar las huellas de aquel corazón cristalizado, derrotado, que continua armando la conclusión. Imagino el rompe cabezas, no logre diseñar las piezas, simplemente no existían y al querer retomar la creación invadís mi mundo, mi calma, mi presencia hipnotizada con la paz. Manipulación de tu voz, auge de tu decadencia, escoria impune que acciona la cuerda. Ya rompí cada eslabón, mis manos llenas de oxido deciden la prisión de mi libertad, agitaste toda mi crueldad, mi maldad a merced de tu suplica falaz. Las flores involucionan su marcha, las implosiones ciegan la calma .Decido la furia, arruinaste un viernes, un sábado y de paso el domingo que espera el lunes tu llamado.
“Al final siempre haces lo que queres” no, resulta que mi voluntad no coincide con la tuya, esa feliz incoherencia favorece la mía, ¿sabes? si alguna vez hubieras hecho mi voluntad hoy vivirías aquello, que según vos, tanto anhelabas. Detrás de tu discurso barato de la libertad y no que carajo, vivís en tu albedrío, morís bajo tu ley. Yo, simplemente, perdí. Aposte mucho más de lo que tenía, mucho más de lo que podía dar.”Querer es poder” frase hecha que me condena, quise y pude más que cualquiera, que vos, que nosotros. Y me quede sola. Aún hoy investigo en mis entrañas la caricia de tu alma, la carencia de tu buena voluntad “paz a los hombres de buena voluntad” Nosotros fuimos a Vitnam para arrancarnos la piedad, nos desangramos a cachetadas de hostilidades. De mentiras dibujadas de aura. Delete a tu recuerdo, como todas las fotos que jamás viste, como todas las letras que jamás leíste, como todas las melodías que jamás me escribiste. Que pena nene, cuatro meses es el tiempo necesario para destruir todo lo que conociste, la ingravidez de mis manos, la suavidad de mi indolencia, lo amoral de mis piernas, la necesidad de desgarrar tu prana en un mantram que dibuje nuestro viaje al más allá. Lo único que recuerdo de vos hoy es tu forma artera de manejar mi soledad, necesito que sepas esta carencia de compañía es voluntaria y preferida. Violentarme y encontrar mi reacción es obligarme a aguijonear, te advierto, la herida es al corazón y es fatal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente.



Gracias.

juan dijo...

hola yan, nada mas que reafirmar lo que te dije " cada vez estas mas madura artisticamente , pero no perdes esa furia perversa y bella de ser poeta "

juan

juan dijo...

es hora de que vuelva "callate dali "....

juan